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"Debemos combatir el narcotráfico que copó las calles", apunta el cura párroco de Quitilipi

Fernando Sosa pidió enfrentar "en red" el flagelo y coincidió con Lovey en la necesidad de hacer algo "urgente".

QUITILIPI (Agencia). Luego de las amplias repercusiones que generó la denuncia pública del intendente Ariel Lovey sobre el aumento de la delincuencia por la excesiva venta de droga ‘con algunos policías involucrados‘, vecinos y referentes comunitarios salieron a respaldar o criticar sus dichos.

 

En su mayoría fueron palabras de apoyo por la ‘valentía‘, pero por otro lado se señaló la necesidad de accionar en forma contundente y concreta para que las autoridades específicas tomen cartas en el asunto.

 

El párroco quitilipense coincidió con el intendente en la necesidad de hacer algo urgente contra las drogas (Archivo).

 

Ayer, mientras Lovey era citado por el Ministerio de Seguridad por sus dichos (ver página 25), el cura párroco Fernando Sosa, que además dirige la Granja María Auxiliadora, una casa de rehabilitación para jóvenes con problemas de adicciones, respaldó la postura del intendente: ‘La gente de los barrios sabe quiénes venden la llamada ‘merca‘ que está ahí, a la mano de cualquiera, porque el narcotráfico copó las calles. Los jóvenes de nuestra sociedad, pobres, clase media y ricos, de una manera u otra se meten en el mundo de las drogas, que no perdona a nadie y todos están en la mira‘.

 

OBLIGACIÓN DE LAS AUTORIDADES

 

El religioso continuó señalando: ‘Lamentablemente existen nuevas leyes e ideologías que han facilitado llegar al consumo de drogas, pero las autoridades gubernamentales tienen la responsabilidad y el deber de gestionar para el bien común del pueblo; tienen el deber de reprimir el narcotráfico; de crear alternativas que ayuden a los jóvenes en la prevención, que es la única manera de evitar la adicciones; las diferentes instituciones y la misma sociedad tienen que tejer esa red de alternativas‘.

 

REVUELO EN LA CÚPULA POLICIAL

 

Las palabras de Lovey -ofuscado y cansado hasta el extremo porque los vecinos le reclaman mayor seguridad calaron hondo en la cúpula policial y pudo saberse ayer que altos jefes de la fuerza se habrían comunicado con el funcionario y estarían bajando en los próximos días con el fin de evaluar acciones directas a implementar para combatir la delincuencia y la comercialización de estupefacientes.

 

El tema hizo ruido también en el propio Ministerio de Seguridad de la provincia, donde vendría bien recordarles a las autoridades que la comunidad quitilipense está reclamando desde hace años mejoras estructurales para la policía en cuanto a recursos humanos y materiales, como también la prometida instalación de cámaras de seguridad para la cual hace más de un año se acondicionó una sala de monitoreo hasta con personal asignado, pero todavía no pasa nada.

 

"SUFRIMOS LAS CONSECUENCIAS DE LAS ADICCIONES"

 

Ampliando sus conceptos desde la experiencia en la granja, el padre Sosa se refirió a las causas que determinan la adicción, como los factores sociales, familiares, la educación, la falta de trabajo, la falta de vigilancia; factores psicológicos, genéticos y personales. ‘Más allá de los motivos que llevan a una persona al consumo de drogas, existe también la facilitación de los estupefacientes. La sociedad sufre las consecuencias de las adicciones: la criminalidad, el robo, estar expuestos al peligro de que te saquen la vida‘.

 

Agregó: ‘Que las familias sepan que sus propios parientes que están sumidos en las drogas corren riesgos como la muerte, la prisión o alguna enfermedad incurable. Desde el hogar debemos buscar el diálogo con los hijos, insistir en la apertura del corazón y la mente, siempre ‘pasa algo‘ que el joven debe exteriorizar y ser ayudado a encontrar la respuesta correcta. Hay que monitorear a los niños, adolescentes y jóvenes: saber a dónde van, con quiénes se juntan.

 

No caer en la comodidad de ‘ahora no es como antes‘, ‘ya se les va a pasar‘, etc. Lo importante para las familias, si tienen a alguien perdido por las drogas, es saber que todavía hay esperanza de rescatarlos, de sacarlos del pozo, de llevarlos a la luz de la vida. Y la fe ayuda mucho‘, concluyó.

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