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La familia de Pablo Córdoba pidió que la carátula de la causa pase a "homicidio". Apuntan a las diferencias en los testimonios sobre la posición del fusil.

“A mi hijo lo mataron”: los padres del soldado hallado muerto en Zapala denuncian inconsistencias en los testigos

"A mi hijo lo mataron". Así de contundente y sin rodeos se expresó la madre de Pablo Jesús Córdoba (21), el soldado del Ejército en Neuquén que apareció con dos tiros en la cabeza. Por estas horas, mientras la investigación sigue en curso, el misterio envuelve el caso que dejó perplejos a los familiares por las inconsistencias en las declaraciones. Si bien desde el Regimiento de Zapala les dijeron que se había suicidado, ellos pidieron que la carátula pase a ser "homicidio". La posición del fusil, una de las clave.

"Realmente lo que yo creo que pasó es que a mi hijo lo mataron. Es imposible que se haya efectuado dos disparos", señaló este jueves Natalia Uribe.

Su hijo llevaba diez meses como soldado voluntario en el Grupo de Artillería 16, ubicado en Zapala, el mismo cuartel donde en 1994 fue asesinado el soldado Omar Carrasco, por quien se puso fin al servicio militar obligatorio en la Argentina.

Minutos después de las 6 del jueves 1º de junio, el joven fue encontrado con dos impactos de bala en la cabeza, y fue llevado de urgencia al hospital local, donde horas después moriría.

El informe médico primero y la autopsia después levantaron sospechas. Pablo tenía un orificio de entrada debajo del mentón y esa bala salió por arriba del entrecejo. Mientras que el otro proyectil ingresó por arriba de la oreja derecha y salió por el otro lado de la cabeza.

Algunos dicen que no tenía el fusil encima. Otros, sí. "Vemos claramente que hay inconsistencias en las declaraciones de los testigos", aseguró su madre en diálogo con C5N. Dijo que uno de los dos soldados que estaban de guardia cuando ocurrió el hecho declaró que su hijo no tenía el fusil encima del cuerpo, a diferencia de la enfermera que manifiesta que ella le retiró el fusil

¿Entonces? "Cualquiera de los dos tiros lo hubiese dejado sin la capacidad de volver a agarrar el arma, cargarla y volver a disparar", señaló Natalia, y agregó que consta en el expediente que el fusil no estaba en posición de automático.

Pablo, junto a su madre Natalia y su hermana Daiana.Pablo, junto a su madre Natalia y su hermana Daiana.

Una vaina de FAL fue hallada luego del hecho, pero la segunda, entre diez y quince días después, con un detector de metales. El fusil estaba en repetición. Para disparar, debió haber gatillado dos veces. 

El primer soldado que lo encontró declaró que el arma estaba a 90 centímetros de él y que Pablo no tenía el chaleco puesto, solo la campera. Todos los demás dijeron que el fusil lo tenía encima, apuntando hacia la cabeza.

"Quiero que investiguen, yo no sé si hay algo más. Para mí no hay dudas que esto fue un homicidio. Quiero que la Fiscalía se ponga a trabajar en un caso de esta magnitud", remarcó la mujer.

En este aspecto, definió a su hijo como una persona muy "carismática, alegre, activo y social". Y aclaró que "no tenía problemas de autoestima".

"No hubo ningún cambio en el último tiempo y no me alertó de nada de que yo tuviera que pensar que estaba en riesgo su vida. Él deseaba vivir; tenía planes y proyectos", concluyó.

En el mismo sentido se expresó el padre de Pablo, el suboficial Juan José Córdoba Salto. Descartó la hipótesis del suicidio porque -dijo- conoce el arma que habría causado las lesiones fatales y si el fusil estaba sobre el cuerpo de su hijo "quiere decir que el segundo disparo fue el del mentón".

"Para mí, no queda lugar a dudas que lo ejecutaron porque quienes lo encuentran dicen que tenía el fusil encima y estaba agonizando, lo que significa que el segundo disparo fue el del mentón y entonces que la ciencia me explique cómo pudo sobrevivir a un disparo en la sien", agregó.

La Fiscalía de Zapala, a cargo de Karina Stagnaro y el juez Greca, investiga la causa caratulada como "muerte dudosa". Así como los padres están convencidos de que su hijo no se quitó la vida, también creen que "fue testigo de algo que no tenía que ver".

"Algo grave, muy grave. Y como saben que era hijo mío y que Pablo era alguien que no se iba a callar... lo pudieron haber matado", esgrime Juan José.

La mañana fatídica

En la madrugada del 1° de junio, Pablo estaba de guardia, apostado en la barrera que da a la entrada del regimiento de Zapala. Se encontraba en ese punto desde las 4.30 y su horario se extendería hasta las 6.30. "Son seis soldados para cubrir dos puestos, o sea que las guardias son rotativas, y mi hijo le faltaba un ratito para descansar cuando pasó lo que pasó", puntualiza su padre.

Entre las 6.05 y 6.10, Juan José recibió un llamado a su teléfono celular. "Yo estaba en un taxi, yendo al trabajo... Como también soy militar, tengo horarios parecidos a los de mi hijo. Cuando atendí, era un suboficial que conozco y me dijo: 'Tu hijo se pegó un tiro. Pero tranquilo, no te preocupes... Está vivo'. Yo corté, llamé a Natalia, la mamá, y le dije con desesperación que fuera al Hospital de Zapala, adonde estaba yendo yo".

Cuando llegaron, el doctor que atendió a Pablo en el Hospital les contó que fue un accidente. Poco después, les comunicó el fatal desenlace.

Pablo era patriota, llevaba la argentinidad al palo y era de esos que cantaba el Himno Nacional con las tripas. Soñaba con realizar toda la carrera militar para llegar al estatus más alto dentro de los oficiales, vocación que le inculcó su padre suboficial.

D.D.

Fuente: https://www.clarin.com/

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