Un dirigente de club humilla a una familia, poniendo en duda la seguridad y bienestar que debería ofrecer a los más pequeños.

¿Dónde queda la responsabilidad de quienes gestionan estos espacios?

Esto manifestaba Alejandro Barcala a través de su cuenta de Instagram, luego de haber vivido un desagradable incidente en el club al que acude con sus hijas. En su relato, expresó su preocupación sobre la seguridad y el respeto que deberían garantizar los dirigentes, y cuestionó si estos espacios siguen siendo los adecuados para que los niños crezcan y se desarrollen en un entorno seguro.

¿El club debería ser un lugar seguro para nuestros hijos?
Y pregunto esto, porque mis hijas y yo, acabamos de pasar un momento horrible justamente en el club que elegimos para que vivan su niñez.
Entiendo el lugar que ocupo en la sociedad, por eso cuando Fabián Golob se acercó para echarme del club, le respondí que después podíamos juntarnos para charlar de lo que él consideraba que yo, como funcionario, había hecho mal. No me escuchó, me empujó, me insultó y todos los presentes fueron testigos. Ahora, tratando de pensar un poco en el mal momento, digo. ¿Los dirigentes del club ( al que uno aporta su contribución mensual, sin que le pregunten si quiere o puede pagar... aporta sin chistar porque sus dirigentes han demostrado que saben cómo invertir nuestros aportes) no son los encargados de hacer de éste un lugar seguro para nuestros hijos? Porque claramente hoy, éste señor dirigente humilló y avergonzó a mi hija ( que juega el voley prácticamente desde q aprendió a caminar) en su entorno, en su lugar de pertenencia, en SU LUGAR SEGURO, dónde estaban presentes sus compañeros y amigos.
Ni mis hijas ni yo, señor, necesitamos que nos recuerde a viva voz mi pasado. Lo tenemos presente, porque justamente yo, a diferencia de otros muchos, he sabido reconocer mis errores. Por eso con la frente en alto puedo decirle, y tal vez sea un buen lema para los niños de los que usted es responsable en la institución, que cuando uno asume sus faltas y tiene la dignidad suficiente para vivir la vida de cara, no tiene techo para progresar y superarse.
Ni yo, ni la madre de mis hijas le vamos a volver a permitir que usted humille a nuestra hija. Mi nena habla de su padre "Antonio Golob" como si fuera un prócer, así lo siente, y para nosotros siempre estuvo bien porque su compromiso y dedicación fueron dignos de admiración, por eso siente casi una traición lo que usted hizo hoy.
He colaborado como padre, he tratado de contribuir como socio y siempre que puedo trato de hacerlo como funcionario, pero la chequera del municipio no es mía y yo no tomo las decisiones, sino que lo hace un equipo del que, sí, soy parte pero justamente nada más que eso...parte... uds nunca lo entendió.